Conclusiones
Los elementos enumerados en los posteos anteriores son, en su mayoría, prácticas e instrumentos de control social. Desde la sexualidad hasta los avances intelectuales, los antecesores del Estado y la Iglesia han sembrado la semilla de la autocensura hace alrededor de 1000 años, y sus efectos se observan hasta hoy. El Renacimiento, la Ilustración y las revoluciones políticas y sociales del siglo XX abrieron el campo de las posibilidades en el arte, el pensamiento científico y las relaciones sociales. El capitalismo y la ética protestante no alcanzaron a impedir estos cambios pero tampoco erradicaron las remanencias.
Ahora bien, las tecnologías de la información con las que contamos tienen un origen múltiple: militar, comercial y académico. No son neutras, ninguna tecnología lo es, pero el origen múltiple habilita también múltiples posibilidades. Apropiarse socialmente de estas tecnologías, de sus posibilidades, y resignificarlas como herramientas de transformación social positiva, de inclusión y de lucha contra la desigualdad, la discriminación, las guerras y la destrucción ambiental dependen de la capacidad social para concebir estas posibilidades y estos horizontes. Para ello es necesario comprender hasta qué punto son las construcciones sociales medievales las que limitan el pensamiento y el accionar colectivos para desprendernos de la censura y desarrollar el potencial transformador de la mejor arma con la que contamos quienes no poseemos los medios de producción (tanto de bienes como de información de consumo masivo): la imaginación.
Ahora bien, las tecnologías de la información con las que contamos tienen un origen múltiple: militar, comercial y académico. No son neutras, ninguna tecnología lo es, pero el origen múltiple habilita también múltiples posibilidades. Apropiarse socialmente de estas tecnologías, de sus posibilidades, y resignificarlas como herramientas de transformación social positiva, de inclusión y de lucha contra la desigualdad, la discriminación, las guerras y la destrucción ambiental dependen de la capacidad social para concebir estas posibilidades y estos horizontes. Para ello es necesario comprender hasta qué punto son las construcciones sociales medievales las que limitan el pensamiento y el accionar colectivos para desprendernos de la censura y desarrollar el potencial transformador de la mejor arma con la que contamos quienes no poseemos los medios de producción (tanto de bienes como de información de consumo masivo): la imaginación.
Etiquetas: medievalismo